"La huella de carbono es el impacto que provoca un producto a través de impactos directos o indirectos, tanto en su producción como en su descomposición, si no cuenta con medidas efectivas de reciclaje.
En la práctica, la huella de carbono es un indicador ambiental que permite calcular la cantidad de gases de efecto invernadero que produce cada producto."
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"La huella de carbono es diferente dependiendo de cada contenedor. A medida que aumentan los esfuerzos de reciclaje, este impacto es cada vez menor, pero es importante diferenciar la situación a la que se enfrenta cada tipo de material.
El problema de medir la huella de carbono es que dependiendo de la metodología de medición, el resultado puede ser diferente. Por otro lado, si aplicamos el mismo método a diferentes tipos de envases, podemos hacer una comparación precisa."
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"La huella de carbono de cada contenedor es muy importante, pero incluso sin ella la falta de reciclaje sería un problema grave, diferente para cada tipo de residuo.
Por ejemplo, según algunos estudios, una botella de vidrio puede tardar 1 millón de años en descomponerse. Su impacto directo sobre el medio ambiente es mínimo, pero el peligro de incendio que oculta hace que su presencia sea peligrosa.
Una lata de aluminio tampoco tiene un gran impacto contaminante, pero puede tardar más de 100 años en descomponerse y los fragmentos de metal resultantes son peligrosos para cualquier ser vivo.
El plástico empeora el problema. Si no lo reciclamos, tardará 400 años en descomponerse y ya hemos visto su dramático impacto en la naturaleza. El mayor riesgo son los microplásticos que produce, que pueden afectar tanto a animales como a humanos mediante su consumo indirecto."
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